Es frecuente que cuando han hecho algo que está mal y les preguntamos, utilicen la mentira para defenderse del posible castigo o reprimenda de los adultos. Realmente para ellos es una autodefensa, no quieren asumir las consecuencias de algunas de sus conductas.
Nosotros como padres y educadores tenemos cierta responsabilidad, ¿cuántas veces hemos mentido en presencia de nuestros hijos? Pues seguramente alguna que otra.
Debemos tener presente que somos el espejo donde se miran y aprenden, por lo tanto, no son tan culpables de utilizar la mentira.
Sería importante que mediante la comunicación les ayudáramos a comprender que evadir responsabilidades no es lo correcto, que cuando no actúan bien deben ser SINCEROS.
Cuando un niño miente es sinónimo de MIEDO, TEMOR.
Intentemos dar ejemplo y a la vez educar en la confianza, de la que ya hemos hablado y qué tan importante es, para que sean capaces de asumir sus conductas y se responsabilicen de las consecuencias pero siempre desde el cariño y la comprensión.